Puede que mucha gente piense que solo se trata de un animal, pero muchas veces no sabes lo que es tener a alguien que te quiere sin condiciones y sin ningún tipo de límite hasta que tienes uno.
Pasas gran parte de tu vida con él, y lo quieras o no sin él cambian muchas cosas, ya nada es como era antes. Ahora ya no sabes que hacer en ese rato en el que te tocaba a ti sacarlo a la calle. Ves que cuando entras en casa después del instituto ya no hay nadie que te reciba con las mismas ganas que él lo hacía. Ya no hay nadie que te perdone cualquier cosa con tanta facilidad.
Siempre, en algún momento, piensas en qué harás cuando no esté, pero yo nunca imaginé que me tocará a mí elegir el no volverlo a ver. Que tuviera que ver como poco a poco perdía esa energía que siempre lo había caracterizado.
Puede parecer raro, pero hubiera preferido mil veces levantarme una mañana y ver que todo había acabado para él, a tener que ser yo quien decidiera cuando tenía que acabar. Hace ya casi 3 meses que tomé ese decisión, que lo vi entrar por esa puerta sin que supiera lo que le esperaba, y aún hay noches en las que me acuesto dudando de si era lo correcto, si hice bien o no, si no había nada que hacer para poder volver a verle correr como lo hacía… Pero lo que sí que se con total seguridad es que daría lo que fuera por darle una última acaricia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario